Y así se pasa la historia.
Millvina Dean, la última superviviente del hundimiento del Titanic, murió hoy a los 97 años de edad, informaron sus hijos a la cadena pública de televisión BBC.
Dean, que falleció en la residencia de Hamspshire (sur de Inglaterra) en la que vivía, era un bebé de nueve semanas cuando el famoso transatlántico se hundió en su primer viaje tras chocar con un iceberg en medio del Atlántico el 15 de abril de 1912.
Ella estuvo entre los 706 supervivientes de una catástrofe marítima que se cobró la vida de mil 517 personas y convirtió en leyenda al Titanic, barco en el que la familia de Dean viajaba para empezar una nueva vida y abrir una tienda de tabaco en Kansas.
Georgetta, la madre de la señora Dean, y Bert, su hermano de 2 años, también sobrevivieron, pero su padre, Bertram, estuvo entre los fallecidos, la mayoría de ellos víctimas de la falta de botes salvavidas en el que fue el mayor buque de pasajeros de la Historia.
Tras la catástrofe, la familia Dean volvió a Southampton, puerto del sur de Inglaterra de donde zarpó el Titanic y donde Millvina pasó prácticamente el resto de su vida.
Pese a no recordar lo ocurrido, siempre dijo que el hundimiento del Titanic condicionó su vida: "si no fuera por que el barco se hundió, ahora sería una estadounidense", dijo en una entrevista.
Nunca vio la película de James Cameron ni los numerosos reportajes que se hicieron sobre el barco por considerarlos "morbosos" y nunca se cansó de contar su historia.
"Me gusta contarlo, porque todo el mundo se alborota en torno a mí. Y he podido viajar a muchos sitios gracias a ello y conocer a mucha gente. No me podría cansar, no soy de ese tipo de gente".
En los últimos años también fue noticia porque periódicamente sacaba a subasta objetos relacionados con el Titanic para poder pagar el coste de la residencia de ancianos donde vivía.
Georgetta, la madre de la señora Dean, y Bert, su hermano de 2 años, también sobrevivieron, pero su padre, Bertram, estuvo entre los fallecidos, la mayoría de ellos víctimas de la falta de botes salvavidas en el que fue el mayor buque de pasajeros de la Historia.
Tras la catástrofe, la familia Dean volvió a Southampton, puerto del sur de Inglaterra de donde zarpó el Titanic y donde Millvina pasó prácticamente el resto de su vida.
Pese a no recordar lo ocurrido, siempre dijo que el hundimiento del Titanic condicionó su vida: "si no fuera por que el barco se hundió, ahora sería una estadounidense", dijo en una entrevista.
Nunca vio la película de James Cameron ni los numerosos reportajes que se hicieron sobre el barco por considerarlos "morbosos" y nunca se cansó de contar su historia.
"Me gusta contarlo, porque todo el mundo se alborota en torno a mí. Y he podido viajar a muchos sitios gracias a ello y conocer a mucha gente. No me podría cansar, no soy de ese tipo de gente".
En los últimos años también fue noticia porque periódicamente sacaba a subasta objetos relacionados con el Titanic para poder pagar el coste de la residencia de ancianos donde vivía.
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