A veces las relaciones no terminan como quisiéramos, a veces los disgustos e impulsos de un segundo nos llevan a tirar todo por la borda cuando un simple gesto o palabra elocuente podría haber solucionado o aligerado la carga, tal vez sea nuestro orgullo a no querer decir palabras que consideramos banas o triviales y sin embargo nada lo es. Un pequeño momento puede cambiarlo todo.
Después paramos, rebobinamos la cinta y pensamos, ¿qué hubiera pasado sí..? pero ya no importa, el tiempo perdido no vuelve, las palabras dichas no se arreglan, todo pasa, todo queda. Pero a veces puede darse la oportunidad de resolverlo, de repararlo y es increíble.
Claro que nos equivocamos siempre, lo maravilloso es saber aceptar cuando lo hacemos y aclararlo.
Toda la secuencia final de los recuerdos de Joel es grandiosa, el primer pensamiento, la primer charla, ese maldito momento del que pudo ser y al final como todo se acabó... es maravilloso, la primera vez que lo vi no pude evitar las lágrimas al final de la mejor línea de las películas de amor que yo recuerde, Meet me in Mountak..., fue un flechazo puro, un golpe a los recuerdos de mi mente.
-Ojalá te hubieras quedado.
-Yo digo lo mismo, ojalá me hubiera quedado, ojalá hubiera hecho muchas cosas, ojalá. Ojalá me hubiera quedado en serio.
-Bajé las escaleras y ya te habías ido.
-Salí, salí por la puerta.
-¿Por qué?
-No lo sé, me sentía como un niño asustado, era más de lo que podía manejar, no lo sé.
-¿Te asustaste?
-Sí, pensé que sabías eso de mi. Regresé corriendo a la fogata para huir de mi humillación, creo.
-¿Fue por algo que dije?
-Sí. Dijiste 'entonces vete', con mucho desdén sabes...
-Lo siento.
-Está bien.
-¿Joel y si te quedaras esta vez?
-Salí por la puerta, ya no quedan recuerdos.
-Regresa y crea un adiós por lo menos, finjamos que tuvimos uno.
-Bye Joel
-I love you.
-Meet me in Mountak...
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